lunes, 11 de noviembre de 2013

Guía de buenas prácticas en la atención a personas con discapacidad.

En la Guía de Diseño de Planes de Apoyo Conductual Positivo que forma parte de esta misma serie se explica cómo el uso continuado de estrategias sistemáticas dirigidas a intervenir sobre el entorno y el estilo de vida y a enseñar habilidades alternativas a las conductas problemáticas constituye un método eficaz para conseguir una disminución drástica en la frecuencia e intensidad de estas conductas. No obstante, hasta que se consigue dicha disminución, la persona puede presentar episodios de conductas problemáticas en los que será necesario que el personal de apoyo intervenga de forma inmediata para evitar situaciones que le pongan en riesgo a la propia persona o a otras que se encuentren presentes, o situaciones en las que puede causar importantes daños materiales.
Saber cómo hacer frente a estas situaciones en el momento en el que se producen constituye una de las principales preocupaciones de quienes trabajamos prestando apoyo a personas que presentan conductas problemáticas: la situación ocurre aquí y ahora y, por lo tanto, y sin perjuicio de aplicar intervenciones que consigan su disminución en el medio o en el largo plazo, necesitaremos también estrategias que nos ayuden a controlar estas situaciones y sus consecuencias con inmediatez.
Esta guía se centra en la descripción de una serie de estrategias reactivas a las conductas  problemáticas, que nos pueden ayudar a controlarlas de forma rápida, segura y efectiva cuando ocurren. Estas estrategias se explican en los apartados III –Estrategias para responder a una conducta antes de que empeore– y IV –Estrategias para responder a la conducta cuando la persona está fuera de control– presentándolas por orden jerárquico de restricción (de menos a más restrictiva). El orden propuesto no es de rigurosa aplicación, pero sirve para tener presente que siempre debe aplicarse la alternativa menos restrictiva posible y nunca durante más tiempo del estrictamente necesario. Es importante tener en cuenta también, al consultarlas que, en muchas ocasiones, puede ser útil contemplar la utilización de más de una estrategia, en función de las fases por las que pasa el episodio de conducta problemática.

La Guía se cierra con un último apartado centrado en una serie de estrategias dirigidas a cubrir las necesidades emocionales del personal de apoyo, y de técnicas de autocontrol que pueden resultar muy útiles para afrontar el estrés que el contacto frecuente con estas situaciones de crisis puede generar. La necesidad de contar con este tipo de estrategias es fundamental para preservar el estado emocional de las y los profesionales de apoyo, porque enfrentarse a diario con situaciones difíciles, de cierto nivel de agresividad, puede provocar emociones o sentimientos negativos, que pueden resultar muy estresantes si no se manejan adecuadamente. Si no prevemos estrategias que nos ayuden a afrontar nuestros propios sentimientos y a manejar nuestro estrés, es probable que adoptemos impulsivamente, aun cuando no siempre hayan funcionado en el pasado, medidas, por lo general punitivas, que, por su contundencia, creamos susceptibles de frenar la conducta. Actuar así, sin pauta, llevados por reacciones poco meditadas, únicamente puede contribuir a reforzar nuestro sentimiento de fracaso y a disminuir nuestro nivel de confianza en nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario